Paisajes

CREVILLENT, PUEBLO QUE ERA DE ARABESCAS PERSPECTIVAS…

“¡El pueblo de arabescas perspectivas!”

Este es el principio del conocido poema de José Maciá Abela que a primeros del siglo XX alababa a su pueblo. Y si miramos las fotografías, en cierta parte así era. En muchas de éstas se ven, de manera evidente, altas palmeras que ahora ya no están. Un pueblo que no es de monumentos ni de casas blasonadas, pero está aquí, con vestigios de poblamientos que se remontan a más de veinte mil años -manifiestos en el abrigo de la raya del Bubo-, con crónicas que nos hablan de la existencia de dos castillos -feudos de los rais, señores musulmanes cuya dinastía de los Banu Hudayr gobernó hasta el año 1318−, con la altivez de una tan evidente y próxima cordillera -tan colmatada de plantas aromáticas y medicinales, donde cumbres como el Picacho, la Vella o el Puntal superan los 800 metros—, con el mar Mediterráneo tan próximo que, a veces, parece que de un salto podamos hundirnos en su seno. Es evidente que el espíritu del mar está presente en todos nosotros y también en el ambiente, hecho que podemos captar en la transparencia y luminosidad del cielo, de una claridad deslumbrante y encantadora a la vez.

Imagen antigua de Crevillent

Y si empezamos por el topónimo, este quizás venga del antropónimo latino Carvilius o Carvilanius y pudiera ser el nombre de un pequeño poblamiento romano disperso, situado no muy lejos de la vía Augusta que debió de consolidarse a lo largo de los siglos del Imperio romano, tal vez en los alrededores de la zona que hoy conocemos como Cañada Joana. 

Sin embargo, la concentración urbana actual de nuestro pueblo es claramente árabe, Qirbylian, pues su núcleo, plazas y calles, parece que se desarrolló a partir de los siglos XI y XII alrededor de un castillo y los márgenes de la acequia de la Fuente Antigua y el camino de la sierra.

Con la conquista castellana de nuestra población en 1244, entra en escena la figura del rais o señor musulmán de la dinastía de los Banû Hûd, antiguos reyes de Murcia. Esta misma familia propietaria de Crevillent y otros municipios vecinos, años más tarde rendirá vasallaje al rey Jaime I en 1265 con motivo de la campaña de pacificación mudéjar murciana, y el año 1296 el rais Mohammad Ibn Hudell reconoce a Jaime II como su soberano definitivo. 

La sentencia arbitral de Torrelles en 1304 sitúa todos los territorios del Bajo Segura y del Bajo Vinalopó bajo el dominio de la Corona de Aragón. El 1318 con la muerte del último arráez, Crevillent es incorporada al privilegiado listado de villas reales del Reino de València.

Castillo de Crevillent

Aun así, en 1322 la villa es otorgada como señorío al infante Pedro. Un año después vuelve a la corona y así varias veces hasta que en 1391 fue vendida por el infante Martín, junto con Elche, a la ciudad de Barcelona que fue señora nuestra hasta el 1460, eso sí, sin perder las ventajas de su condición real, otorgada por el rey Jaime II.

Martín I El Humano

Aun así, en 1322 la villa es otorgada como señorío al infante Pedro. Un año después vuelve a la corona y así varias veces hasta que en 1391 fue vendida por el infante Martín, junto con Elche, a la ciudad de Barcelona que fue señora nuestra hasta el 1460, eso sí, sin perder las ventajas de su condición real, otorgada por el rey Jaime II.

Este periodo barcelonés fue de gran pujanza económica. Crevillent tenía la condición de calle de Barcelona, lo cual equivalía a ser considerado como una parte indisociable de la ciudad condal. La bandera de Barcelona ondeaba en nuestro castillo y, según los documentos, los habitantes musulmanes de Crevillent la exhibían orgullosos en sus fiestas y casamientos. 

Por razones económicas y otras, la ciudad de Barcelona se vio forzada a vender Crevillent y Elche a Joana Enríquez, mujer del rey Juan II.

Posteriormente la heredó su hijo, Fernando el Católico. Este otorga la Baronía de Elche y Crevillent como dote a su mujer Isabel de Castilla en 1468, quien, a su vez, la regaló a un noble muy próximo suyo: Gutierre de Cárdenas. 

Parece ser que ni a Crevillent ni a Elche les gustó el cambio de señorío ni a la misma ciudad de Barcelona, y no es hasta 1481 cuando la familia Cárdenas toma posesión militar del lugar, apenas después de sofocar una revuelta en contra. Justo es decir que esta oposición a los nobles perduró en Elche y Crevillent hasta el siglo XVIII. Las dos villas hermanas nunca aceptaron restar bajo el dominio feudal de los Cárdenas y a la más mínima ocasión el conflicto se ponía de manifiesto.

Esto se vio en 1521, cuando la guerra de las Germanías. En esta ocasión las milicias de menestrales y regidores ilicitanos se sublevaron contra su señor, entonces Diego de Cárdenas, llegando incluso a conquistar el castillo de Crevillent. 

Hay que decir que la población en Crevillent era mayoritariamente morisca y a principios del siglo XVII habría unas 2.800 personas (otras dan una cifra de mil menos), solo unas 200 debían de ser cristianas viejas, agrupadas alrededor de la Villa y el Arrabal, donde empiezan ya a configurarse calles y también a caseríos y lugares adyacentes a estos. 

La expulsión de los moriscos en 1609 deja un Crevillent vacío que será repoblado fundamentalmente por gente de Elche, pero también de Orihuela y otros lugares.

Guerra de las Germanías

Despacio, a lo largo del siglo XVII, el pueblo va rehaciéndose, tanto demográfica como económicamente, a pesar de la presión señorial, sancionada en la sentencia de 1697 donde se reafirmaba la pertenencia a la familia Cárdenas. 

Parece que durante la guerra de Sucesión el Consejo municipal de Crevillent, controlado por los servidores señoriales, tomó parte por Felipe V, no sin antes apresar a los dirigentes maulets locales. La victoria de Borbones sirvió sobre todo para fortalecer más todavía a la familia Cárdenas, también conocida como los Duques de Arcos y Marqueses de Elche.

Pasadas unas décadas, el conflicto entre los crevillentinos y los nobles por los incontables pagos y tributos continuaba y en 1766 la población estalla en una gran revuelta donde los descontentos llegan a destruir los escudos señoriales de la villa. Al mismo tiempo la lucha contra la opresión fiscal de los nobles continuaba en los juzgados. Pero, a finales del siglo XVIII, Crevillent abandona el pleito definitivamente y decide aceptar la autoridad de los señores. 

En el siglo XVIII siguen aumentando los habitantes, las casas, las calles y, finalmente, las cuevas, recurso de las clases bajas que encontrarán solución a sus necesidades de vivienda en las lomas de arcilla que rodean la población. Se desarrolla ahora el Arrabal de Santa Teresa o barrio del Pont. 

Se erige un nuevo Vía crucis o Calvario (1769) que sustituye el que había en la calle de la Purísima y antiguo Hospital, y se pone la primera piedra de la nueva iglesia de Nuestra Señora de Belén (1772), construcción que, en cierta forma, desplaza el centro urbano que ahora tendrá como eje este templo y la plaza situada delante de su entrada principal.

Hay que destacar la importancia de la Fuente Antigua y todo un entramado de acequias y molinos para el desarrollo agrícola e industrial, pues recordamos que un pueblo sin agua no puede subsistir. 

La evolución urbanística seguirá con un aumento significativo de las cuevas en el siglo XIX y primer tercio del XX. La dimensión de los barrios de cuevas llega a ser tan grande que supera a los de casas, llegando a ser el hábitat troglodítico un rasgo de nuestra localidad. Posteriormente la villa crece hacia el sur y así hasta nuestros días.

Construcción de la iglesia Ntra Sra de Belén

Un pueblo que, para bien o para mal, es el nuestro y que ha cambiado mucho en los últimos años. Edificaciones medievales como el castillo, entre otros, han sido derruidos y están presentes solo en alguna pintura. ¿Qué haremos? Si repasamos las fotografías veremos como el Puente Viejo, la Lonja, “l’algepsar dels Brufaus”, la ermita de la Santísima Trinidad, el antiguo hospital y la ermita de las monjas Carmelitas, el Lavadero, el teatro Chapí, el antiguo cine Iris, las casas centenarias de muchas calles, las fuentes, los huertos que rodeaban el pueblo, etc., han desaparecido.

L’Algepsar dels Brufaus

Un pueblo enclavado en el glacis formado entre la Sierra de Crevillent y las llanuras de los ríos Segura y Vinalopó, donde la Plaza de la Constitución (conocida como “Plaza del Paseo”), en medio de la población, está a 110 m de altura sobre el nivel del mar, con un término municipal que alcanza 104,50 km² presentando un gran desnivel de norte a sur. También cabe destacar que en la parte más meridional del término se encuentran las tierras de cultivo y la huerta destacando la laguna del Hondo, uno de los más importantes humedales de la península Ibérica por su riqueza en especies de aves migratorias y de fauna acuática.

El clima es el propio del sudeste peninsular, es decir mediterráneo seco y semiárido. Los veranos suelen ser largos, altamente calurosos y bochornosos. Por el contrario, los inviernos suelen ser cortos y suaves, salvo unos pocos días excepcionalmente fríos.

La pluviometría apenas supera los 300 mm anuales, concentrándose casi toda su precipitación en la primavera y, principalmente, en otoño; en esta época se sucede de manera cíclica la llamada Gota fría o DANA, donde se producen lluvias y tormentas fuertes y violentas.

Un pueblo que ha pasado de poco más de once mil habitantes que tenía en 1920 a los casi treinta mil que tiene en la actualidad. Un pueblo que tiene el peligro de la despersonalización, de la pérdida de su lengua y de su cultura. Esperamos que esto nunca pase y que nuestro Crevillent se reencuentre a sí mismo con todo el que aquello significa.

Os dejamos con la evocación poética de unas fotografías marcadas por el paso del tiempo que se inician a principios del siglo XX, donde encontramos una colección de postales que son todo un testigo, un breve recorrido por calles y plazas que nos pueden ayudar a entender un pasado que cobra fuerza con el legado árabe y morisco bautizado por los cristianos.

El presente y el pasado de un pueblo que es el nuestro.

1- Las primeras 10 fotografías datan del 1925-26 y son las postales encargadas por Cayetano Mas Quesada (que tenía una imprenta) a la fototipia Thomas de Barcelona.

2- El Lavadero, una panorámica desde el lado este de la población donde se ve el antiguo hospital y el altar de Nuestra Señora de Belén.

3- La antigua Lonja, una vista de una ventana de nuestro antiguo Castillo, una vista de Crevillent desde el campanario de la Iglesia Vieja y la calle Blasco-Ibáñez.

4- Una vista de la boquera del Calvario, dos fotos del Lavadero y una vista aérea de la “Plaza del Paseo”.

5- Una casa de campo que identificamos como la actual “María Bonita”, la Fuente de los tres chorros,  la torre-campanario y la fachada de la iglesia de Belén todavía en obras y la demolición de la Iglesia vieja.

6- Un carro en la Antigua plaza del Salitre, una vista de nuestro pueblo, la calle Blasco Ibáñez y una vista aérea en el año 1956-57.

7- Una vista del antiguo Centro de Formación Profesional, una vista parcial y dos cruces de término: la de Ruïza y la del antiguo hospital.

8- Vistas y paisajes de nuestro pueblo, entre las que vemos la desaparecida Iglesia de las Monjas Carmelitas, el antiguo Hospital y el Puente Nuevo.

9- La fábrica de gaseosa La Goleta, una ermita situada en la parte posterior del antiguo Centro de Formación Profesional. Y dos fotos de la desaparecida iglesia de las monjas carmelitas.

10- Dos fotos més de la Iglesia de las monjas carmelitas, la yesera de los Parreños en pleno funcionamiento y una foto de la conocida como La Glorieta que es la actual plazoleta de Maciá Abela.

11- Otra foto de La Glorieta, dos fotos de la antigua ermita de la Santísima Trinidad y una última del Puente Nuevo y su barrio.

12- Una foto del Salitre, una vista de Crevillent desde la torre de la Iglesia Vieja donde se ve el edificio del antiguo cine Iris, el conocido como Rincón Salao i la calle Primero de Mayo.

13- Lugar donde està actualment el busto del laureado Francisco Mas Aznar, el paseo de Fontenay-Le-Comte con la fuente que lo presidia, el antiguo cine Iris y la plazoleta del doctor Mas Candela en obras.

14- El antiguo edificio de la Coral Crevillentina (hoy sede de la Asociación de Moros y Cristianos San Francisco de Asís), el Calvario, el Iris y la que hoy es la avenida de la Libertad.

15- La calle Chacón, la del Sagrado Corazón de Jesús o de la Acequia, la calle Blasco Ibáñez y la antigua casa de D. Augusto hoy sede del Archivo municipal y otros servicios.

16- Calles del pueblo y la plazoleta del Salitre.